OBRA POÉTICA

De toda la extensa obra literaria de Guillermo Díaz-Plaja, la poesía es a la vez el género menos presente –apenas un cinco por ciento de sus libros- y también el peor conocido por la crítica y el público lector. El escritor fue generalmente considerado como un notable pedagogo de la Literatura a través de sus libros de texto, también reconocido en ámbitos académicos como investigador y crítico de indudable peso, y fue asimismo valorado en su cualidad de versátil ensayista. Pero, pese a haber publicado una docena de obras en verso –en castellano y catalán¬ este género ha sido en gran medida ignorado o injustamente valorado por la crítica literaria.

Sin embargo, una panorámica de su producción escrita, no sería completa sin aproximarse a sus diversos y notables poemarios que salpican su bibliografía de pasión por el verso que le acompañó desde el inicio hasta el fin de su carrera de hombre de letras. Al margen de la positiva consideración literaria que la obra poética de Díaz-Plaja haya tenido en algunos de los críticos, sus poesías ofrecen a cualquier lector sensible claves valiosísimas sobre su identidad. Y la lectura de sus poemas nos permite observar la evolución anímica de su espíritu y de su estilo literario, a través de distintos períodos de su vida. Muchos poemas denotan una personalidad serena y equilibrada, que goza con su entorno íntimo, familiar y amoroso, y al mismo tiempo el poeta inquiere, explora y saborea ¬atento y atónito¬ el mundo que le rodea del que extrae la emoción lírica. Pese a ese entorno vital feliz que se mantendrá a lo largo de toda su obra poética, no faltan a menudo en ella pruebas de sus inquietudes religiosas y existenciales con frecuentes referencias a Dios, a la soledad y a la muerte.

Como es congruente con un profesor de Literatura, muchos de sus textos poéticos tienen un lenguaje de acento culto – no culterano – reminiscente de un neo-Renacimiento garcilasiano. Díaz-Plaja crea versos de pulido léxico, con adjetivos exquisitos, bellas metáforas y cuidada métrica en sobrios sonetos clásicos. Los expertos han situado su obra en verso a caballo entre la Generación del 27 y la siguiente del 36 sin que la adscripción a escuelas sea suficiente para catalogar su marcada personalidad lírica. Sus poemas combinan una preocupación estética de lenguaje bruñido con una potente capacidad evocadora, sea dedicada a figuras, paisajes o a degustar y declamar momentos vitales. A medida que se avanza en el tiempo la paleta cromática y la gama temática del autor se van ampliando para versificar sus impresiones de viajes: El arco bajo las estrellas (Santiago de Compostela), La soledad caminante (Estados Unidos), o Atlas lírico que resume diversos periplos por España y Europa. Pero junto a esta visión extrovertida y gozosa del mundo, siguen irrumpiendo en sus versos, con insistencia de contrapunto a veces obsesivo, leit-motifs existenciales. Su poesía busca claves poéticas a sus estados anímicos –entre el sentimiento del corazón y la razón de la cultura¬ y para compatibilizar su fe cristiana con las dudas del hombre actual. Este espíritu se refleja especialmente en su extenso poema Vencedor de mi muerte, su obra más valorada, que obtuvo un premio internacional de poesía en 1953.

Esta es una selección de los libros de poemas de Díaz-Plaja que pueden dar la visión más completa de sus características líricas. De cada uno de ellos se ha escogido una poesía que puede escucharse clicando en su título.

Obra en castellano

Primer cuaderno de sonetos (1941)

Inicia un ciclo de tres libros breves, publicados en el espacio de siete años, donde el poeta proyecta en elegantes endecasílabos, su mundo bipolar de introversión, a veces gozosa, a veces doliente, frente a la proyección contemplativa hacia un entorno deslumbrante de belleza, paz y armonía.

La variedad temática alterna los cantos a objetos (un guante, una estatua, nave), a flores (la rosa) todos ellos pretextos literarios para tejer una fina tela de imágenes líricas. O utiliza una parte del cuerpo (la mano), como trampolín para una égloga de amor. La gama temática se cierra con alegorías de la noche como angustia y estampas literarias shakespearianas y pictóricas. Poema seleccionado: “Mano”.

Intimidad (1946)

En el segundo libro, Intimidad, fiel a su título, el escritor nos desnuda su yo, para adentrarnos en sus fantasmas con licencias poéticas –“Tiempo”, “Soledad”, “Noche”, “Espejo”, “Alma, Árbol”¬ para pasar por el amor más sutil –“Estrella”, “Al alba”¬ y culminar con una conmovedora “Oración”.

El poeta nos presenta con emoción su entorno de hogar con emotivos retratos de familia como “El padre”, “La madre”, “El hijo”, “Canción de Aurorita”, “El recién nacido”. Poema seleccionado: “Oración”.

Vacación de estío (1948)

En el tercer poemario, Vacación de estío, el ocio veraniego es el pretexto para una revisión poética, de su entorno –“Antes”, “Ahora”, “Después”¬ para regresar a la pesadilla nocturna cargada de desazones e incertidumbres como un viaje angustiado y esperanzado hacia la madrugada. Vuelven los sobrios sonetos a cantar diversos temas exteriores –“Paisaje”, “Figura” y “Pintor”—o a la vida, resumida en tres bellos poemas de exaltación sentimental – “Amor”, “Natalicio” y“Acción de gracias”. Poema seleccionado: Acción de Gracias.

Segundo cuaderno de sonetos (1950)

Bajo el mismo epígrafe, Díaz-Plaja vuelve a su forma de soneto en dos versiones que, no obstante, adoptan senderos temáticos diversos. El libro es un homenaje poético a Andalucía que incorpora odas a sus ciudades y paisajes que intentan desentrañar el alma de sus personas y su cultura. Poema seleccionado: “Sevilla”.

Vencedor de mi muerte (1953)

El tema del fin de la vida está ya claramente presente en el título de esta obra que obtuvo el Premio Internacional de Poesía del Congreso Eucarístico de Barcelona en 1953. El libro es un largo poema único donde el autor desarrolla una epopeya interior para sobrellevar la angustia vital de la duda ante la fe cristiana frente a una vida de contradicciones y dolor, con el pánico al vacío y a la muerte. Es un ambicioso intento de desarrollar la secuencia del punto de partida del miedo existencial –“Tremedal de mi angustia”¬ en una confesión de terror e impotencia para captar el sentido último del ser humano destinado al juicio final: “¿Me reconocerás, Señor, entre tantos y tantos, cuando yo te grite estoy aquí?”. Como su nombre apunta –“Resplandor de la esperanza”¬ el poeta atisba al final de su odisea espiritual signos de luz que le dan valor para afrontar su destino mortal y le llevan a una visión triunfal de las postrimerías reflejada en los capítulos “Victoria sobre el tiempo” y “Magnificat” que le anima a proclamar, esperanzado “Vencedor de mi muerte. Nada menos”. Poema seleccionado: “En el destiempo de tu hora”.

Los adioses (1962)

Dedica aquí sus sonetos a diversos poetas –desde Jorge Manrique hasta Juan Ramón Jiménez¬ en un panegírico de sus virtudes literarias que en ocasiones parafrasea su estilo siempre con elegancia en el verso y afinada metáfora. Poema seleccionado: “Bécquer”.

Conciencia del otoño (1975)

Este libro pertenece al ciclo de poesía intimista y refleja, como su título sugiere, una melancolía de edad madura que combina el goce del mundo con la resignación frente a un final entrevisto. Estos poemas, de clara tristeza anímica, escritos por el autor en 1975 a los 65 años, sorprenden en una persona de apariencia feliz, de vitalidad desbordante y en plena actividad creadora. Y en algunos de ellos, hay rasgos de estremecedor pesimismo casi premonitorio; parece que el poeta intuye que su final está próximo. Murió nueve años después, en 1984. Poema seleccionado: “La casa vacía”.

Obra en catalán

Esta es una muestra de tres de los libros en verso de Díaz-Plaja en catalán que contienen valores propios que complementan a la mayoría de sus obras líricas en castellano.

Les Claus (1963)

Es un repertorio poético de reflexiones íntimas cuya originalidad narrativa estriba en desgranar de un llavero los distintos elementos que componen la existencia, desde la cotidianidad familiar hasta la vida profesional. Así cada llave es un poema que revela un rincón de la casa y del alma del poeta que retrata los ámbitos que abren -o cierran- su entorno vital. Cada cerradura contiene una “clave” poética existencial de su intimidad y su destino de forma emocional y lirismo tierno y a veces sobrecogedor. Poema seleccionado: Aquell pis tan petit

Sota la llum d’Ausias (1979)

Con un registro muy peculiar, el escritor rinde homenaje a un clásico de la Literatura catalana, el poeta valenciano Ausias March, con motivo del quinto centenario de su muerte. Para ello produce una colección de poemas, escritos “à la manière de” en un cuasiremedo virtuoso de su estilo poético y con un enjundioso lenguaje –que sin llegar a ser el del poeta del siglo XV¬ está adornado con un colorido vocabulario clásico. Con elegante rima a veces arcaizante el autor toma como título de cada poema un verso del bardo valenciano y desarrolla con delicadeza el tema que sugiere. Poema seleccionado: “E mon jorn clar als homens és nit fosca”.

Mediterrània (1994)

Como colofón hay que destacar una obra, publicada póstumamente en 1994 por los hijos del autor, que recoge poemas inéditos. El título del libro, “Mediterrània”, resume una temática común de los versos hallados en el legado de Díaz-Plaja y que reflejan su fervor por el Mare Nostrum y su navegación por sus escalas de valores personal y cultural. Los poemas recogen múltiples odas a los puntos del ámbito mediterráneo caros a su vida, con paisajes entrañables en Cataluña, familiares en Mallorca y próximos en Valencia, así como rinden culto a sus muchas peregrinaciones en busca del Arte, la Cultura –y también las gentes¬ de Italia, Grecia y el Norte de África. Poema seleccionado: “Mar nostre”.

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